Así mismo coincide con la necesidad de modernizar e informatizar la administración, así como un notable incremento de obligaciones para empresarios y profesionales que van a suponer cambios muy importantes en la gestión de sus negocios y que conducirá a la introducción de tecnología para poder cumplir con todas esas nuevas obligaciones.
Desde el principio nos vimos inmersos en la necesidad de incorporar medios tecnológicos y esa ha sido una característica que ha continuado en todos estos años para poder gestionar el cambio que nos ha llevado hasta la situación actual, que no es otra que una gestión prácticamente telemática, ante una administración que se ha transformado en digital.
El futuro es claro y no tiene vuelta atrás. La gestión contable, fiscal, laboral y mercantil de todos los obligados tributarios será totalmente electrónica en muy corto plazo. Por lo tanto, todos los despachos profesionales están obligados a implementar soluciones de última generación para la gestión de las obligaciones de todos sus clientes.
El futuro son despachos altamente tecnificados, dotados de herramientas que permitan una alta interacción de la información cliente-despacho y donde prevalezca el valor del asesoramiento sobre la gestión de procesos, cuya mecanización será muy elevada.